jueves, 28 de abril de 2016

Mira tú lo que son las redes sociales: cuánto nos hacen perder el tiempo y, en ocasiones, cómo nos llenan el vacío. Pues he aquí una de esas publicaciones que ha llenado un vacío. Quiero decir, ha creado un huequito en mi disfrute o ha llenado un vacío que no sabía que tenía y me esperaba con los brazos abiertos. En resumen, Laura Sabio ha colgado un poema de un tal Víctor Peña que me ha hecho regocijarme es eso que tanto me gusta y que no sé cómo definir. Cito aquí el blog de donde lo he extraído para que visitéis, si os place, el original (http://arrebatosaliricos.blogspot.com.es/2016/02/carta-abierta-de-lo-que-quedaba-del.html). El poema o carta es el siguiente:

Carta abierta de lo que quedaba del Víctor Peña de 19 años dirigida al actual Víctor Peña antes de desaparecer para siempre

Tú antes molabas.
Bart Simpson

No quiero ser duro contigo,
que bastante tienes con lo que tienes.
Mírate, esto no era lo pactado:
eres la publicidad engañosa
de lo que yo prometía. El reverso
caducado de una tapa dorada.

Eres Kennedy y Zapatero.
El casi pero al final no.

Eres la alergia de la primavera,
una oferta que sale cara.
El delirio sin aires de grandeza.

Eres la realidad tras la esperanza,
la resaca de las celebraciones
y las agujetas del sexo
mediocremente salvaje.

Eres Rod Stewart.
Guti.
Obama.
Tao Lin.
Eres peor que los Strokes.

Pero no quiero ser duro contigo.
Solo quería despedirme:
no te veré pagar una hipoteca
ni ponerte (aún) más gordo.

No veré cómo te casas y te largas
de luna de miel a un infierno carísimo.
No veré cómo te compras un coche
y malvendes tus discos de vinilo.

No te veré caer en el voto útil
ni en las rebajas de Ikea.
No pasaré la vergüenza
de oírte blasfemar pidiendo
una cerveza sin alcohol.

No te veré morir.

(La huida hacia delante.
Ediciones de la Isla de Siltolá, 2014)

martes, 12 de abril de 2016

Hoy he tenido el placer de asistir a la charla de Agustín Fernández Mallo en el IES Son Pacs de Palma.
Nota: sobre esto ya me extenderé en otro momento que pueda conectar con el locurón que me entró y que me tuvo medio día flotando en creaciones nonatas.